Lo solidaridad disfrazada de hipocresía


El sentido del mundo tiene que residir fuera de él y, por añadidura, fuera del lenguaje significativo.

Wittgenstein

Alguna vez creí en las personas de mi alrededor como una red de solidaridad, pero poco a poco me he dado cuenta que no. Uno confía ciegamente en las personas y ellas replican tus palabras como un beneficio para adelantarse. Hace unos días platicaba con una muy buena amiga sobre las relaciones humanas y la necesidad de estar con uno mismo, ella se solidarizó conmigo y me ha apoyado en todo momento. Planeamos nuestra vida llena de sueños, lejos de aquí como una forma de sanación, sus bellas palabras me alentaron a buscar eso que necesito, ella también lo está buscando y le ofrecí mi apoyo. No hay límites más los que tú mismo te pones, mañana tal vez no esté en este país, mañana tal vez no esté pensando en nadie sólo en mí. Hoy planeo, me paro frente a mí y pronuncio en náhuatl «Nican Axcan, Natalie». Hace unos días platicaba con una conocida palabras sinceras desde mi corazón, palabras que replicó a quien menos debía, no es su culpa, es mía por confiar. Olvidó mencionar mis sueños que cada vez son más reales, olvidó decir que cada paso que doy es para adelante. El aprendizaje es mi mayor aliado en este momento, todo el día aprendo de las pequeñas traiciones y me fortalezco. En algunos días estaré, no precisamente en dónde estoy parada ahora, en un lugar mejor, donde pueda ser.