Decisiones


Entre los cables de mi cerebro despierto para poder alinearlos, o simplemente darle paso para que todo pueda fluír o simplemente transitar.

La idealización nos hace mucho daño, pienso desde el hecho de por tener un carro o una casa se considera que eres alguien exitoso. O simplemente por tener una relación de pareja estable también. ¿En dónde quedaron esos ideales propios? , esas ganas de atrapar el mundo desde afuera hacia adentro, esas ganas de gritar a los cuatro vientos «lo hice y qué tiene».

Otra vez, regreso al pasado, para poder entender un poco de mi presente. Estoy sentada en medio del restaurante que tenían mis padres, él llega me abofetea y dice que soy una puta porque hago lo que quiero, porque no obedezco, porque soy todo lo que él no espera de mí, todo lo que en su cosmovisión de lo que debe ser una mujer, una hija, debe ser. Me paro, lo reto y le digo: «yo no te tengo miedo», me vuelve a abofetear. Le grito más fuerte: «mátame, ahora sí, para que sea tu derrota más grande.» Se encoge como un bicho, me voy.

Los golpes me enseñaron que no sólo puedo gritar más fuerte, también, que son la decisión más baja para dañar a alguien, la más cobarde de querer ser superior ante tu propia familia, ante lo que formaste porque decidiste. Ese día, todos los días, lo pensé, ahora ya lo alejé de mis pensamientos, lo borré, lo trituré y me despedí de su violencia, de sus definiciones de amor e ideales.

Yo decido deshacer ese sobrepensar, yo decido hoy ser, para poder estar, conmigo, contigo, con los demás.

Mis miedos los decido, pero desde hace tiempo, ya los borro, como ese día que le grité «yo ya no te tengo miedo».

Hoy no tengo miedo a decidir.


Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: